lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Qué puede pasar en Canadá?


Qué puede pasar en CANADÁ si se conduce después de beber alcohol.

Para entender como las diferentes leyes contra el alcohol trabajan en Canadá, le propongo que se imagine que está en una fiesta.
Usted tomó unos cuantos tragos de alcohol, pero no está ebrio. Usted siente que si es cuidadoso podría regresar a su casa manejando sin ningún problema, teniendo en cuenta que tomar un taxi es un gasto y que además tendría que volver mañana para recoger su auto. Así que decide manejar para volver.Usted conduce despacio y con cuidado, haciendo lo mejor para obedecer todas las normas de tránsito y prestando atención a otros vehículos y peatones.

Pero, lo inesperado pasa: observa luces en su espejo y de repente, se encuentra en medio de un control policial de alcohol. Un policía se le acerca y le hace unas preguntas. El oficial, ya alertado por su aliento etílico, le solicita que se baje del auto y le lee una corta declaración en la que le hace saber que se le requiere una prueba de alcohol , soplando en la pipeta reglamentaria del alcoholímetro, y que si se niega, ello constituye una grave infracción: por lo cual usted lo hace.
Imagine también que la prueba de alcohol le da por resultado que ha superado el límite legal de alcoholemia tolerada en sangre, entonces el oficial creerá que usted ha cometido el delito de conducir alcoholizado. Es inmediata mente esposado y arrestado, y puesto en el asiento trasero del patrullero para ser llevado a la estación de policía, donde le realizarán nuevas pruebas de alcohol, además de ser llevado su auto por una grúa. En la estación de policía se le permite llamar a un abogado, pero claro, como usted nunca tuvo problemas policiales, no conoce ninguno,pero al final, pregunta, y consigue el teléfono de uno y lo llama. (Mientras llama, usted se pregunta cómo reaccionará el abogado ante la llamada de un desconocido que lo despierta a las 4 de la mañana. También se pregunta cuánto le va a cobrar, en especial por un servicio a esas horas) Finalmente, el abogado le atiende y le pregunta una serie de detalles, pero le advierte que no se niegue a las pruebas de alcohol, pues es un delito-¡Hecha la segunda medición, se le encuentra una concentración alcohólica de 1,1 g/l, por lo que se le hacen cargos por el delito de conducción alcoholizada, previsto en el código penal de Canadá. Usted es fotografiado y se le toman las huellas digitales. Usted se siente humillado y tratado como un delincuente. Usted es un delincuente.
El oficial llena un montón de formularios, le retira su licencia que es suspendida por noventa días, y usted debe firmar un compromiso de comparecer ante el juez penal en la fecha y hora señaladas.
Finalmente, es liberado, pero, eso sí, tiene que gastar en el taxi para volver a casa.

Unos tres meses después, el día esperado llega y usted tiene que comparecer ante el tribunal, después de arreglárselas durante este tiempo para ir a todos lados con el transporte público. Con su abogado a su lado y frente al juez, le preocupa todo lo que tuvo que esperar (y lo que le va a cobrar el abogado por la espera). El juez dicta, entonces, su sentencia, y teniendo en cuenta que ésta ha sido su primera falla ante la ley, le impone una multa de tan sólo 600 dólares, más la prohibición de conducir durante un año, y realizar un servicio comunitario de 100 horas.

Una semana después, recibe una carta del centro de otorgamiento de licencias provincial, donde le informan que la misma le ha sido suspendida por un año, y aunque usted ya está práctico en el uso del ómnibus, como si eso fuera poco, para recuperar su licencia, deberá asistir a un programa de recuperación de conductores alcoholizados, por el cual deberá pagar una buena suma, además, por supuesto, de los aranceles, que no son precisamente baratos en Canadá, para recuperar la licencia.

A medida que pasa el tiempo y usted se tranquiliza, se da cuenta que ha sido una experiencia costosa: usted ahora tiene antecedentes penales y muchas cuentas que pagar: además de las mencionadas, el acarreo del auto y los días de depósito, y por sobre todo, ¡los honorarios de su abogado!. Ahora se acordó que cuando tenga que renovar el seguro de su auto, éste le costará 2 o 3 veces más.
Y menos mal que no es un chofer profesional, porque en ese caso se quedaría sin trabajo. Y ahí se acordó de aquello que “lo barato sale caro”:¡porqué no habrá querido gastar en un taxi!Y ahora, si lo agarran de nuevo, la pena será más severa todavía. Si fuese reincidente, lo mandarían 14 días a la cárcel, y la suspensión de la licencia sería por 5 años. La tercera vez iría un mínimo de tres meses a prisión y perdería la licencia de conducir para siempre.
Claro, que este fue el mejor de los escenarios, porque si en iguales circunstancias usted hubiese herido o matado a alguien, sería castigado muy severamente. Por causar heridas conduciendo alcoholizado puede ser condenado a 10 años de prisión, y si mata a alguien, 14 años.
Estas penas severísimas reflejan la importancia que se le da a este delito. Las consecuencias de una condena son de larga duración, y no se olvidan fácilmente. Uno de los propósitos de estas leyes duras es, obviamente, castigar a los delincuentes y lograr su cambio de comportamiento. Pero otro , tal vez más importante, es disuadir a la gente a que no se siente al volante después de haber bebido alcohol.

Extracto de “Transport Canada Smashed Magazine”









Por eso es mejor decir: “no gracias, tengo que conducir” Simplemente, si usted bebió, no conduzca, y si necesita moverse, tenga previamente un conductor designado, llame un taxi o tome el colectivo. Es así de simple. Pero hay otras cosas que usted puede hacer antes de empezar a beber:

No beba con el estómago vacío.

Si come algo antes de beber, eso no evitará los efectos del alcohol, pero hará que la absorción sea más lenta y se distribuya durante un período de tiempo más largo.

Preste atención a la concentración alcohólica de las bebidas que tome.

No se ofenda si alguien le sugiere que tomó , y que no es conveniente que maneje.

Probablemente estén acertados, y sólo lo hacen por su bien: los verdaderos amigos no dejan que uno conduzca después de beber, en especial mucho.

Si usted no está seguro si el alcohol lo afectó para conducir, es porque ya lo afectó, porque una de las cosas que más afecta es el recto juicio.



PERSONAS FALLECIDAS POR ACCIDENTES DE TRANSITO EN COSTA RICA DURANTE EL 2006





A continuación se presenta un análisis referente a las variables asociadas con los fallecimientos acaecidos como consecuencia de accidentes de tránsito. Antes de iniciar con el contenido de las variables, es importante anotar que los accidentes de tránsito se conforman de dos grandes rubros o fuentes primarias, la primera de ellas correspondiente a muertes accidentales relacionadas con accidentes de tránsito y el segundo proveniente de los homicidios culposos con carácter vehicular. A lo largo de los años, el número de varones fallecidos en accidentes de tránsito ha superado en una relación de 4 a 1 a las mujeres, de forma tal que el sector masculino ha representado entre un 80.0% y un 85.0%. Adicionalmente, se tiene que las cifras provistas por los hombres generaron para la década un promedio de 528 muertes, es decir 1.4 diarias, rubros que al ser comparados con los obtenidos durante el 2006, se ubican por debajo.
En torno al crecimiento experimentado respecto al 2005, se tiene que el mayor distanciamiento entre las cifras se dio en el sexo femenino (33 más), lo que significó un aumento de 37.1%, que dicho sea de paso, no se había registrado uno de igual magnitud a lo largo de la década. Durante el 2006 se registraron en promedio 56.7 muertes por mes, lo que a su vez equivale a casi dos muertes por día (1.9). El mes que más hechos fatales registró fue diciembre con 77 eventos, período que repite por segunda vez en el trienio como el más frecuente, al representar poco más de un 11.0%, porcentaje que ningún otro mes, individualmente ha logrado alcanzar. Mayo por su parte, se constituye para el 2006 como el período con la menor frecuencia de este tipo de muertes, al registrar tan solo 39 decesos, es decir 17 menos que el promedio; a pesar de esto, no se muestra como la cifra más baja de los tres años presentados (38 en mayo del 2005). Tanto en el 2005 como en el 2006, el domingo se mostró como el día más propenso a la ocurrencia de este tipo de fallecimientos, representando al menos un 20.0% del total de los sucesos. Continuando en orden descendente, el sábado se ubica como el segundo en importancia con un total de 105 muertes en el 2006. Retomando la idea central del párrafo anterior es dable señalar como los citados, en conjunto con el viernes, conforman nada menos que la mitad (50.5%) de los decesos producidos en todo el año. Los días menos incidentes se ubicaron a mitad de semana, específicamente en martes y miércoles, al acumular individualmente 79 y 71 sucesos respectivamente, cifras que sumadas apenas logran superar en ocho eventos a la generada el domingo. En términos generales San José ha sido durante los últimos dos años la provincia con la mayor incidencia de muertes por accidentes de tránsito. Solo en el 2006 fallecieron 186 entre sus límites geográficos, lo que a su vez significó poco más de una cuarta parte del total de eventos acontecidos en el territorio nacional, es decir uno de cada cuatro. De ese total (186), el 81.2% corresponde a muertes de masculinos, mientras que el restante 18.8% se distribuyó entre mujeres, principalmente josefinas, solteras y con un rango de edad de 30 y más años y la mayoría relacionadas con casos de atropellos y colisión. Alajuela y Puntarenas ocupan respectivamente el segundo y tercer lugar en importancia con cifras superiores a 100 muertes anuales, lo que les permite conservar individualmente un 19.2% y 16.1% del total de incidentes, en otras palabras uno de cada tres accidentes de tránsito con víctimas mortales se producen en estas provincias. En torno al comportamiento seguido por las tres provincias comentadas anteriormente, es relevante señalar que la mayor parte de los sucesos acontecidos en ellas se producen en carreteras de importante tránsito vehicular y principalmente en aquellas autopistas que distribuyen el flujo de vehículos entre la ciudad capital y las zonas costeras del territorio nacional, tales como la carretera Interamericana Sur, la autopista Bernardo Soto y la Ruta 1 hacia la Provincia de Guanacaste y Zona Norte del país.San José, Alajuela y Puntarenas absorben dos terceras partes del total de incidentes, mientras que las restantes provincias captan porciones muy similares entre sí, asociándose en ese sentido Limón con Guanacaste (12.0% a 13.0%) y Heredia y Cartago (de 6.0% a 7.0%).Como parte de un comportamiento normal, definido así con el paso de los años, el Cantón Central de San José se consolida como la zona con mayor probabilidad de ocurrencia de un evento de esta naturaleza. Solo en el 2006 se registraron 63 eventos, 20 más que en el 2005, lo que le permitió absorber casi una décima parte de los incidentes. Otro de los cantones con mayor incidencia en esa provincia es Pérez Zeledón, en cuyo caso existe un factor que incide preponderante en la frecuencia de mortalidades y que tiene que ver directamente con la carretera Interamericana Sur o ruta 2, a la cual se le atribuye el 86.0% de los casos asignados a ese cantón. Alajuela por su parte presenta tres frentes importantes en torno a la frecuencia de estos sucesos, el primero de ellos se genera en el Cantón Central de la provincia con un total de 44 casos y una participación relativa del 6.5%, mismos que de acuerdo con los registros se suscitan 30.9% sobre el tramo comprendido entre la Cervecería Costa Rica sobre la carretera General Cañas y el “Cruce de Manolos” en el Distrito de La Garita. El segundo frente tiene lugar sobre la autopista Bernardo Soto, a la altura de los cantones de San Ramón y Grecia con (30 casos) y finalmente el tramo de carretera comprendido entre San Carlos y Upala, comprendiendo esto las calles circunvecinas de cada cantón. Como punto final se hace referencia a la incidencia en las provincias portuarias (Puntarenas y Limón), siendo en el primero de los casos, los cantones costeros quienes marcan la pauta al acumular 48 de los 110 sucesos acaecidos en esa provincia, mientras que en el caso de Limón la situación se reduce a su Cantón Central y Pococí, ambos con 22 incidentes.Al analizar el comportamiento seguido por este tipo de muertes durante los últimos tres años, es posible establecer que casi la mitad de los eventos tienen lugar en la Región Central del país (46.2%), situación que de acuerdo a conclusiones expuestas en los resultados de las investigaciones, guarda relación con una serie de factores que aceleran o propician una alta incidencia en esta zona, algunas de ellas son, alta densidad vehicular, deterioro de carreteras, falta de demarcación, imprudencia al adelantar indebidamente y conducción en estado de ebriedad o pre-ebriedad. La Región Huetar Atlántica es la segunda con mayor problemática respecto a este tema, al registrar 93 fallecimientos de esta naturaleza, lo que a su vez representó un 13.7% sobre el total. Profundizando un poco acerca de las particularidades de esa región, es posible establecer lo siguiente: la carretera Braulio Carrillo que comprende el tramo entre San José y Limón, guarda como una de sus principales características el atravesar y ser acceso primario a varios cantones de la región, entre estos: Sarapiquí, Pococí, Guácimo y Siquirres, situación que ha facilitado un escenario de muerte sobre esa carretera, pues el 86.7% de los accidentes mortales de tránsito ocurridos en esa región se dieron precisamente sobre ella. Como focos primarios se identificaron algunos tramos como: Pocora a Guálipes (23 decesos) y el comprendido del cruce sobre la entrada a Sarapiquí y el Río Sucio en el parque Braulio Carrillo, más conocido como Cerro Zurquí (27 casos).Perfil de la víctima El costarricense se constituye como el individuo más afectado por accidentes de tránsito, al conformar el 85.0% del total de víctimas en el 2006. De este grupo, el 82.4% corresponden a hombres y el restante por ciento equivale a 102 víctimas femeninas, cifra que es una de las más altas de la historia. El número de extranjeros ascendió a 102, entre los cuales sobresalen de nuevo los nicaragüenses al representar dos terceras partes (67.6%). Por su parte, las restantes nacionalidades no lograron sumar más de cinco durante el 2006, con excepción de los estadounidenses, quienes sufrieron la pérdida de seis individuos.De acuerdo con los datos anotados el 39.4% de las víctimas de accidentes de tránsito contaban con una edad promedio ubicable en el rango de 20 a 39 años. De ese grupo, el 84.0% eran hombres, de igual forma, el mayor número de mujeres se concentró en ese mismo rango (43). El número de menores de edad se redujo en 18 víctimas respecto al año anterior, disminución que afectó en mayor proporción a los rangos 10 a 14 y 15 a 17. Las personas de 65 y más años, consideradas para efectos del análisis como adultos mayores, constituyen el segundo grupo más golpeado por este tipo de muerte violenta, de forma tal que tanto en el 2005 como en el 2006 se generan más de 80 decesos, de entre los cuales al menos un 15.0% corresponden a mujeres. Como se indicó, el rango de 20 a 29 años es el que presenta la mayor concentración de víctimas para ese año (138 hombres y 28 mujeres), en segundo lugar se posiciona el rango 65 y más años con un total de 124 decesos y el tercero en importancia recae sobre el rango de edad correspondiente a los cuarentas, con una participación del 17.5%.PoblaciónHistóricamente la tasa por cien mil habitantes de personas fallecidas en accidentes de tránsito ha oscilado entre 13 y 17 individuos, asimismo, los valores masculinos han permanecido siempre por encima de la general, tasando más de 20 pero menos de 30 por cada cien mil. Por su parte, la tasa femenina a pesar de constituir la mitad de la población costarricense, no presenta una participación relevante en relación con los varones; sin embargo, al ser comparada con otras tasas femeninas de muerte violenta, logra ubicarse entre las primeras, siendo superada únicamente por la de homicidio culposo. A partir del año 1998 y hasta el 2001 se genera un crecimiento en la tasa que le permite estabilizarse entre 16 y menos de 20 fallecimientos por cada cien mil habitantes, situación que como puede verse desemboca en un decrecimiento a partir del año 2002 y hace que los valores se redujeran en 15 o menos decesos.Guanacaste con una población inferior a los 300 mil habitantes, es sin duda la zona del territorio nacional con la mayor tasa de muertes generadas a partir de un accidente vehicular (29). Durante el 2006 fallecieron en esta provincia 86 personas, la mitad de ellas en casos de colisión (57.0%). Puntarenas se ubica tan solo dos puntos por debajo de la tasa pampera; sin embargo, su población es significativamente superior (109 mil personas mas), lo cual necesariamente marca una diferencia respecto a la densidad del problema en cada una de esas provincias.
Cartago presenta la tasa más baja del territorio nacional (8.1 por cada cien mil de población); sin embargo, esta situación no es la excepción sino la regla en esta zona del país, siendo el punto más relevante a destacar su disminución respecto al año anterior (9.0 vs 8.1). A nivel general, el Cantón de Garabito es el que presenta la incidencia, en relación con su población, más elevada del país (12.1), cifra que ningún otro cantón ha logrado tan siquiera equiparar en tres cuartas partes (9 por 100 mil). Por su parte, San José es representado por§ dos cantones que gozan de extensa fama por sus accidentes vehiculares, principalmente en la modalidad de atropellos: Pérez Zeledón (2.2) y Santa Ana (2.1); cuyas tasas se equiparan fácilmente con cantones altamente incidentes como San Ramón y Sarapiquí (2.7) e inclusive otros que fungen como cabecera de provincia, como Limón (2.1) y Puntarenas (2.2) Guanacaste alberga tres§ cantones con altas tasas, este el caso de Abangares (6.1), Carrillo (5.5) y Nicoya (3.6), situación que de manera conjunta le permitió como provincia constituirse como la más alta en cuanto a tasa por cien mil habitantes se refiere.
La colisión se constituye hoy en día en la primera modalidad de muerte por accidente de tránsito en Costa Rica. Solo en el 2006 fallecieron 337 personas por este concepto, situación que empeoró (37 más) si la comparamos con lo vivido un año atrás. Aunado a lo anterior se comenta que casi la mitad (49.1%) de las mujeres muertas en este tipo de accidentes, lo fueron por causa de una colisión. El atropello es la segunda modalidad más frecuente en este tipo de deceso al representar un 36.6% del total, lo que equivale aproximadamente a uno de cada tres eventos. El vuelco por su parte, se ubica como la tercera modalidad más frecuente con un volumen significativamente inferior (entre 50 y menos de 70) al mostrado por las dos formas anteriormente comentadas.

Un perfil sobre la modalidad de atropellos en Costa Rica, permite determinar que los adultos mayores son los más afectados, al punto que, una de cada cuatro víctimas contaban con edades integradas a ese rango. Igualmente, se anota que ningún otro grupo etario mostró en el 2006 un volumen superior a 25 víctimas en esta modalidad de accidente. Otro punto de interés en torno a este tema lo es la participación de menores de edad; en el 2006 fueron atropellados 19 de estos individuos, lo que representa una disminución de casi el 60% de un año a otro. A pesar de lo anterior, la perspectiva conjunta de los dos últimos años, muestra una cifra roja de 134 menores, 16 de los cuales aún no habían cumplido los cinco años de edad. El tema de colisiones presenta un esquema muy bien definido respecto a las edades, de tal forma que un poco más de la mitad (58.8%) de las víctimas contaban con una edad de 20 a 44 años; por otra parte, este sector de individuos experimentó un crecimiento de 32 casos respecto al 2005, lo que en términos relativos representó un 19.3%. El número de fallecimientos a consecuencia de una precipitación vehicular aumentó durante el 2006 (11 más), ubicándose la media etaria en el rango de 40 a 49 años. Otras modalidades como el vuelco, registra un crecimiento igualmente importante (13 casos), siendo que a diferencia de las precipitaciones, las edades promedio se concentran en el rango de 20 a 39 años.Profundizando en torno a las muertes por colisión, se tiene que Alajuela, Puntarenas y San José representan, en este orden, las zonas del país con mayor incidencia, de forma tal que más de la mitad (58.5%) de los decesos se produjeron en esas provincias. Aunado a lo anterior, la situación experimentada por la Provincia de Puntarenas respecto a muertes de tránsito, presenta un perfil mayormente orientado a la modalidad de colisión, pues como lo muestra el cuadro N° 15, el 60.9% del total de decesos ocurridos en esa provincia, están relacionados con esa modalidad. Una situación contraria se generó para el mismo período en San José, en cuyo caso la mayor proporción de fallecimientos se orientó hacia los atropellos (49.5%). El atropello por su parte presenta una incidencia más urbana, siendo que el 71.5% de los eventos se produjeron dentro de las cuatro provincias que componen el G.A.M. , destacando San José, al contener al menos uno de cada tres atropellos ocurridos en esa zona. A pesar de ser Alajuela, uno de los escenarios más propensos a la ocurrencia de una muerte por colisión, esa provincia experimenta una importante reducción respecto al año anterior (24 menos), situación que fue igualmente experimentada por Heredia.

El número de atropellos para el trienio mostrado, presenta un comportamiento levemente creciente, principalmente reforzado durante el 2006, en cuyo caso los valores casi alcanzan los 250 casos anuales. Como puede apreciarse el máximo protagonista en muertes por atropello son los vehículos, con una participación del 65.1% en este año, en otras palabras dos de cada tres atropellos son perpetrados por este tipo de medio de transporte. Con un nivel inferior al de los vehículos se encuentran los atropellos por autobús y camión, a los cuales se les responsabiliza en el 2006 de 25 y 21 fallecimientos respectivamente, de los cuales tan solo un 13.0% recaen sobre mujeres. En torno a los eventos generados por autobuses, es preciso resaltar el importante incremento registrado en el 2006 (13 asuntos), situación que dio paso a que estos automotores pasaran a constituirse como los segundos más peligrosos para los peatones. Este tipo de accidentes a diferencia de otras modalidades se producen básicamente por el exceso de confianza ejercido por el chofer del vehículo al maniobrar el automotor con personas a bordo. De acuerdo con el cuadro N° 17, en promedio para el trienio se suscitaron 14.3 caídas anuales y entre las causas que más destacan, son aquellas provocadas al caer de un autobús o un vehículo tipo pick up en movimiento (58.6%). A pesar de ser la modalidad con el mayor número de combinaciones posibles, el volumen de colisiones generadas en el 2006 se concentró principalmente en cinco de ellas, a saber: automóvil contra bicicleta, con la cifra más elevada de decesos (44) y una participación relativa del 13.1%; las colisiones entre automóviles livianos con 40 fallecimientos, de los cuales el 11.3% tienen que ver con muertes de mujeres; las colisiones entre automóviles y motocicletas responsables de al menos 38 muertes en el 2006; los choques entre automóviles y trailers (33 decesos) y por último las colisiones entre automóviles y árboles con un total de 20 víctimas. Las acciones generadas entre automóviles y trailers se convirtieron durante el 2006 en el centro de atención social, no solo por su volumen (33 muertes), sino por el apalancamiento experimentado de un año a otro (16 casos más). El número de vuelcos ocurridos en el territorio nacional excede para los tres años presentados los 50 casos anuales, lo que equivale aproximadamente a un evento por semana. Entre los aspectos más relevantes generados durante el 2006 en torno a este tema, destacan los incrementos de nueve asuntos en los vuelcos de automóvil y seis en camiones, así como el registro de dos muertes por vuelco de cuadraciclo, los cuales se anotan por primera vez en el trienio. El peatón, directamente relacionado en casos de atropello, se configura individualmente con la participación victimaria más frecuente, con un total de 249 fallecimientos y una representación porcentual de 36.6% y dicho sea de paso es en este segmento donde se ubica el mayor grupo de féminas (41.8%). El conductor de automóvil es la segunda figura más afectada en muertes de tránsito, al acumular el 23.5% del total de decesos, lo cual equivale aproximadamente a uno de cada cuatro fallecidos. Adicionalmente se anota que este tipo de víctimas experimentaron para el período analizado un incremento sin precedentes (70 casos) respecto al 2005, situación que propició que los motociclistas pasaran a un tercer plano en el 2006. El ciclista fue el tipo de víctima que bajó más de frecuencia en el 2006 (16 casos), lo que representó en términos relativos un 19.0%. En torno a este tema es dable acotar que estas víctimas se vieron mayormente involucradas (68.9%) en colisiones entre automóviles y bicicletas.

Sin duda alguna los conductores de automotores se consolidan en Costa Rica como los más propensos a fallecer en un accidente de tránsito, de acuerdo con la gráfica la mitad de las personas involucradas (50.5%), impactaron contra otro vehículo u objeto inmóvil mientras conducían por las carreteras nacionales, siendo que el 76.0% de la otra mitad fue atropellada mientras transitaban por el lugar. Las víctimas que viajaban en calidad de acompañantes sumaron 84 en el 2006, llamando la atención como el volumen de mujeres en estos casos fue dos veces mayor en esta categoría que en la de conductores. En este sentido, es posible establecer que el automóvil ha sido a lo largo del último quinquenio el más preponderante al estar relacionado en al menos el 71.4% de los casos; sin embargo, es dable señalar que su incidencia se redujo para el 2006 (18 casos). Los autobuses y microbuses se sitúan como los segundos en importancia tras responsabilizarse de 119 muertes en cinco años, siendo el período 2006 quien aportó el mayor número de víctimas en ese intervalo de tiempo (30 eventos).









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